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Por eso es comprensible que, una vez que las aguas se serena– ron, se trabajó, desde todos los estamentos cristianos-católicos, por reimplantar lo que había sido aniquilado. A este período se le ha denominado de "restauración religiosa total". "Total", porque pre– tendía llegar a todos y a todas las instancias sociales, sirviéndose de todos los "medios pastorales" de ayer y de otros que fueron creados en aquellos años. Y en este trabajo el católico fue acompañado por la Autoridad Civil, que vio en todo ese esfuerzo una forma eficaz de cohesionar la Sociedad Española. Ni que decir tiene que el esfuerzo que esto comportó fue enor– me y que la orientación fundamental del mismo fue de signo positi– vo, aunque tuvo fallos bien visibles. Por ejemplo, no cayó en la cuenta que la sociedad española estaba profundamente herida y se actuó como si esto no fuera así; se usaron métodos de cristianización propios de siglos anteriores, cuando la sociedad era "rural", no per– cibiendo que se estaba delante de una sociedad "industrial"; se miró a la cantidad de actos, sin atender a que éstos trasmitieran una auténtica conversión del corazón en sentimientos y comportamien– tos profundamente humanos, y por ende, evangélicos; se recalcó mucho en comportamientos morales, que muchas veces poco tení– an de "evangelio", y se descuidó una seria evangelización basada en la figura de Jesús de Nazaret y su seguimiento; se recalcó, hasta la extenuación de predicadores y fieles, en la práctica "cultual", olvidándose de la formación cristiana para una vida de compromi– so. En fin, se pecó de triunfalismo, creyendo que se contaba con un pueblo creyente, cuando en realidad había una práctica religiosa, eso sí multitudinaria, pero que no había sido interiorizada ni persona– lizada en muchos casos. Esta "restauración religiosa total" cristalizó en las formas reli– giosas dominantes, como las misiones populares, la restauración de las imágenes y fiestas tradicionales, las consagraciones de diócesis y ciudades a los Corazones de Jesús y de María, el "paso" de la Virgen de Fátima por pueblos y ciudades, las procesiones, romerías, novenas... ■ por Elías Martín

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