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Al llegar aquí la conversación, una de las amigas de la joven la llamó la atención con un golpecito y guiño del ojo izquierdo y comenzó a hablar con ella: así evitó que aquella desconocida preguntase cosas que nada le importaban, según les parecía a ellas. La joven se dió cuenta de la declaración que había hecho; y no volvió a hablar rnás con Dña. Remedios. Esta enseguida lo observó y se dijo para sus adentros: _Pero ¿quién podrá ser esta joven?. Mira que se expresaba bien al hablar de rni hijo. Parecía hacerle un retrato... Y el haber cogido entrada de butaca demuestra, que ella y sus dos compañeras disponen de dinero...¿Córno indagaré quién es estajoven?... ¡Ya!. Al salir, rne despediré de ella y le ofreceré rni esquela, y ella, corno bien educada, rne entregará la suya. Pero ¡qué boba soy!. Si se la entrego, rne descubro... Aunque ¡no!. Se la entregaré al tiempo de subir ella en el coche; pues sin duda que poseerá alguno, y si veo que no monta en ninguno, la invitaré a que se venga con sus amigas al rnío. De esta manera la mente de Dña. Remedios revoloteaba alrededor de la joven hasta que se terminó la película. La gente comenzó a salir y lo mismo la linda joven con sus dos amigas a las que siguieron detrás Dña. Remedios y su compañeraMicaela.Todo sucedió corno había pensado la madre de Angel. Al tiempo de subir la joven en un automóvil magnífico, la llamó la atención Dña. Remedios muy afablemente: _Señorita, dígnese recibir esta esquela. Nerviosa la joven por tanto barullo y la distinción de aquella señora cogió la tarjeta y la guardó, sin leerla, en su lujoso cabás del que sacó una -61-

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