BCCCAP00000000000000000000762

vivos y color entre castaño y azul, nariz aguileña y barba bastante larga que ya blanqueaba un poquito. Y si con lo dicho no adivinas quien era el Fr. Primitivo, que así se llama, quédate, hija mía, como estabas que tu padre... D. José sonriente y amoroso miraba a su hija mientras la contestó; y Cesarita aclaró: _Nada más decir su estatura caí en la cuenta, pero dejé que terminara usted su reseña. _Mirad, -dijo D. José-, estas dos fotografías: aquí tenéis la capilla donde rezan y oyen Misa los niños; y aquí el altar mayor, cogido de perfil; detrás de este altar hay un hermoso cuadro de Ntra. Sra. de los Angeles de muchísimo mérito, el cual lo quisieron robar los franceses durante la guerra de la independencia, mas como pesaba mucho lo dejaron. Su valor es tanto, que unos norteamericanos daban al P. Guardián unos tres millones por solo un S. Francisco extático, que tiene, poniéndole además otro en su lugar. _¿Se lo vendieron?. _No, mujer; los capuchinos no quieren dinero. Aquí tenéis otra postal hermosa. _¡Es un Jesucristo Yacente! -dijo Ángel-. _Es una imagen hermosísima y muy milagrosa del Cristo de El Pardo;- contestó Cesarita- está puesto en una capillita circular a la derecha de la Iglesia, en una urna de cristal muy hermosa; las paredes están rodeadas de exvotos y señales de milagros. A este Cristo tiene mucha devoción el pueblo de Madrid. _La historia, -añadió D. José-, dice que el rey Felipe III se lo mandó hacer al famoso escultor -187-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz