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Les fué enseñando todas las clases una por una, y D. Fabián retrató la que más le agradó; después fueron al salón donde los niños preparan sus lecciones y en él vieron cuadros, mapas, mesas y todo lo demás, al llegar al escenario admirado dijo Celestino: _Padre ¡si es un teatro!. _Claro, -dijo el P. Baltasar-, este es el pequeño escenario donde los niños declaman poesías, discursos, etc. y donde las recitarás tú. Visto esto, subieron al dormitorio en el que encontraron a un hermanito fraile que asistía a un niño, enfermo. Al verlos dijo el P. Director: _Mira, Celestino, este hermanito hace de madre para los niños; él los cuida y les quiere mucho; se llama fray Primitivo, y está en este Colegio desde 1.914. ¡Mira, si conocerá ya a los niños!. _¡Vaya si los conozco!, -replicó fray Primitivo sonriéndose-, ya sé de qué pie cojean, ¡ya!... _Bueno, fray Primitivo, ¿cuál es la cama que tiene preparada para Celestino?. _Ahora se la indicaré; -y llevándoles al número 40, les dijo:- Esta es. Quiso volver a cuidar al niño, mas D. Fermín le preguntó: _¿Está enfermo de gravedad?. _No, -se adelantó a contestar el P. Baltasar- un poquito de fiebre con malestar de cabeza. Vistos el dormitorio y la enfermería, bajaron y pasaron por la capilla a la Iglesia, en la que admiraron unos momentos los cuadros. Después fueron al convento en el que vieron la biblioteca con sus catálogos de libros; bajaron luego a la huerta en la que estuvieron algunos momentos contemplando los -180-