BCCCAP00000000000000000000762
seguía dando el ¡adios ! con las manos y pañuelos, a los que Celestino correspondía con el suyo sacando el brazo por la ventanilla. Por fin los coches desparecieron. Dña. Consuelo miró con ternura a Ángel, que se había puesto a su lado, le <lió en la frente un beso y bajito, al oído le dijo: _¡Buen ánimo, Ángel!. ¡Fe y adelante!. El Corazón de Jesús, la Divina Pastora y S. Francisco te han elegido para Ellos y llegarás a ser, con mi hijo Celestino, capuchino, sacerdote y misionero. Pasarás la prueba, aunque sea larga y dura... Das a tu madre mis saludos. Y dando otro beso con un abrazo cariñoso a Ángel, Dña. Consuelo volvió sus brillantes y hermosos ojos a todos que, muy emocionados, la miraban silenciosos, y como si esperaran unas palabras de ella. En efecto, no quedó fallida su esperanza; pues Dña. Consuelo, sobreponiéndose, cual heroína cristiana, muy afable y llanamente, hasta con ciertos rasgos de sonrisa -así era ella- les manifestó y pidió: _Os agradezco muchísimo vuestro afecto amistoso hacia mi hijo Celestino y a toda mi familia; y os pido que me ayudéis con vuestras oraciones a dar gracias al Sagrado Corazón de Jesús y a la Divina Pastora, Virgen María, porque con la marcha de mi hijo al Seminario Capuchino veo que me conceden lo que les pedí con todo mi corazón antes de mi matrimonio, que me dieran hijos para, si era voluntad Divina, consagrárselos a Ellos... Y ¡ya véis!. Así que estoy muy contenta. Y vuelvo a pediros oraciones para que mi hijo Celestino persevere en su vocación y podamos algún día verle ya sacerdote capuchino y -171-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz