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una blanquísima nube. A la derecha de la D. Pastora y en pie estaba S. Francisco de Asís, y a la izquierda, de rodillas y con las manitas juntas aparecieron dos niños vestidos exactamente igual que los que rezaban en el suelo. El Niño Jesús habló a los niños: _¿ Qué me pedís, amados de mi Corazón?. Al mismo tiempo que Jesucristo decía esto, la Divina Pastora dijo a S. Francisco: _¿Qué quieres, Francisco?. -Y el Patriarca de Asís señalando al Colegio respondió:- _Quiero, Virgen bendita y Pastora divina de las almas, que bendigáis a todos estos niños que han de ser mis hijos y apóstoles tuyos, y deseo también que echéis igualmene vuestra bendición a ese edificio plantel de futuros misioneros. Los dos niños pidieron a Jesús lo mismo que el Seráfico Padre. El Niño Jesús, mirando igual que su Madre a los niños de abajo, los bendijo al mismo tiempo que Ella; y luego bendijeron al edificio y desparecieron; mas un ángel dijo a Celestino: "Como ya sabías por fotografías, ese edificio es el Colegio Seráfico Apostólico de El Pardo y esos son los niños seráficos, que por su candor y por su mucho amor a la Divina Pastora han merecido que ésta les concediera la gracia que acabas de presenciar." El sueño se desvaneció y ya el nuevo día había amanecido. Celestino miró el reloj, vió que eran las cinco y media. Lleno de satisfacción y gozo se levantó y comenzó su aseo. Todas las personas de la casa de D. José se habían puesto en movimiento para arreglarse a sí mismos unos, o ayudar a otros. A las seis y veinte minutos estaban ya todos preparados. -166-

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