BCCCAP00000000000000000000762
_Eso mismo creía yo, cuando aquí mi esposo me llevó a Madrid. Los primeros meses ciertamente que la vida de la capital me era insoportable, mas ¿ahora?. Estoy encantada de ella. Además que de cuando en cuando voy a pasar alguna temporadita a una casa de campo que tenemos y después ¡ tan divinamente!. Y Dña. Consuelo animó a Dña. Remedios: _Así que ya ves amiga mía, si tú puedes hacer lo mismo sin que Ángel te haga falta para nada. Y añadió D. Fermín-: _Y aunque le hiciera falta, si Dios le llama ¿quiénes somos nosotros para oponemos?. ¿No le pertenecemos a Dios más que nos pertenecemos a nosotros mismos?. _Ya sabe usted -replicó Dña. Remedios dirigiéndose a D. Fermín- que es una ley natural que los hijos cuiden de sus padres... _Si usted -contestó D. Fermín- necesitara de Ángel para sustentarse y no tuviera otro hijo, entonces muy bien pudiera usted apelar a esa ley natural; pero la situación de usted le impide agarrarse a semejante ley. _Dña. Remedios -repuso Dña. Meli- yo tengo un hermano fraile, como usted bien sabe, y, cuando quiso serlo, unos tíos míos quisieron oponerse diciendo que hacía falta en casa; pero mi madre no les hizo caso y dió su bendición a mi hermano para que siguiese la voz de Dios, y el que antes parecía indispensable, después no nos hizo falta para nada, y en cuanto a los asuntos, ni siquiera notamos su ausencia. _Y sabes, amiga mía -continuó Dña. Consuelo- -160-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz