BCCCAP00000000000000000000762
madre, se puso en pie junto a los cuadros, y aguardó a su madre, que sin llamar abrió rápidamente la puerta. En el mismo umbral de ella, se quedó estupefacta mirando los cuadros. Ángel no perdió ese momento de impresión para su madre y exclamó con énfasis: _Sí, contemple, madre, esos dos cuadros; mire bien lo que representan y elija ahora el lugar para su hijo. Si quiere que se condene; si quiere que esté en compañía de estos demonios; si quiere que sea martirizado y atormentado como estos condenados, no le deje ser sacerdote, ponga todos los obstáculos posibles para que no siga la voz de Dios; porque si esto hace, esté usted segura que no subirá a este delicioso cielo -y señaló inmediatamente el otro cuadro-, y piense usted firmemente que no formará coro con estos ángeles y santos, ni gozará jamás de las delicias de la vista del Señor. Escúchelo bien; si se empeña en que su hijo se condene, de ninguna manera le permita ser sacerdote, no le deje seguir la voz de Dios; pero entienda lo que la digo: si su hijo se condena, eternamente la maldecirá; sí, maldecirá a usted, su madre, maldecirá también la hora que le engendró y la hora en que le dió a luz; y no solo eternamente la maldecirá, sino que también la odiará eternamente. Sí, eternamente la odiará. Los vivos colores de los cuadros y estas acerbas palabras, tal impresión causaron a Dña. Remedios que, no pudiendo decir palabra, por fin lanzó un grito y se desmayó; al desplomarse, Ángel dió un salto y la cogió entre sus brazos, impidiendo así que diera la cabeza en la esquina del sofá. Al grito de Dña. Remedios todos los que la oyeron fueron corriendo en tropel donde estaba; y como lo notara Ángel, dejando -150-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz