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y se guardó la llave. Sin que nadie se diera cuenta dejaron la casa. No habían andado mucho, cuando, al volver una esquina, advirtieron que por el extremo de la calle en que ellos habían entrado, venían Dña. Remedios, Jesús y los criados. _¡Son ellos!.-exclamó Celestino-. Volvamos para atrás; y tú vete a casa que yo tiraré por esa otra calleja para no encontrarme con ellos. _Ruega a Dios para que resulte bien. _Así lo haré. Adiós y que tengas feliz éxito. Mientras Celestino cogía una callejuela que iba a dar a la Plaza, Ángel casi corriendo volvió sobre sus pasos, y bastante antes que llegara a casa su madre, ya se había él encerrado en su habitación. Después de pedir auxilio al Señor, reflexionó sobre lo que había de decir a su madre; y reflexionando estaba cuando llegó ella, quien nada más pasar por el umbral de la puerta, preguntó a Felisa, que había salido a recibirlos: _¿Ha venido Ángel?. _No Señora.-Contestó la criada y comenzó a saludar y dar la enhorabuena a Jesús.- _¿Has visto a Ángel?. Interrumpió Dña. Remedios y preguntó al criadoMáximo, que también salió a recibir al Señorito, ya Doctor. _No Señora. _¿Sabes dónde está Ángel?.-Volvió a preguntar el ama al criado Dositeo, que estaba en medio del claustro.-: _No Señora. Y exasperada Dña. Remedios se dirigió al cuarto de su hijo, el cual, sintiendo los pasos de su -149-

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