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_A tu madre debes obedecerla en todo. ¡Habrase visto!. _Debo obedecer primero a Dios que a usted. Y Dios me manda que sea Sacerdote y usted ¿por qué no me deja seguir la voz de Dios?. _La voz del diablo es la que voy a ~ejarte seguir... _Es que no quiero seguir esa voz, aunqu~ usted me está forzando para que la siga... ' _¡Nada!. Todo me lo has de interpretar p:ial... _No señora. Yo interpreto las cosas tal cl(al son. _Tú las interpretas según te dicta el del)nonio, para hacerme rabiar y consumirme la paciencia; ¡Dios mío!. Ni el Santo Job pudiera soportar a este: hijo... ¡Cuándo podré quitarte de delante!. _Ahora mismo si quiere usted. Deme l~cencia por escrito para seguir mi vocación y esta µiisma noche abandonaré este pueblo. ¿Saco papel y pluma?. _Lo que tienes que sacar es una mordaia para l ver si aprendes a no contestar a tu madre. Si fl!tese tu vocación verdadera, no me contradecirías así. : _Si usted, por buenas, me diera licenc{a para seguir mi vocación, no tuviera que recioir las respuestas que me es imposible no dárselas. _Lo que te voy a a dar es la herencia de t4 padre y después despedirte. ¡Ay!. Solo haces mat~r a tu madre a disgustos. . _Me basta el que me de el permiso por dscrito; y no me hacen falta bienes; ni los de usted ni tafnpoco los de mi padre. Ya me las sabré yo solo arreg~ar... _¿Hasta eso te atreves?. ¡Oh qué hijo más insufrible!. Cuando se te mete una cosa en la cabeza no hay quien te la saque... -133-