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No pudieron menos de reírse con esta salida, por lo que exclamó Celestino: _¡Qué!.¿Se ríen ustedes?. Es la pura realidad. _Sí, tan real es eso como que tú no consentirás que nadie te pegue ¿verdad?. _No, padre. ¡Ya lo creo!. _Pues, si te metes Capuchino, te pegarán con unas cadenillas, porque esos frailes se pegan unos a otros para mortificarse. _Pero, padre, ¿cree usted eso?. Yo pregunté al hermano que vino a pedir limosna, y me dijo que eso era invención del vulgo y de hombres mal intencionados, porque es completamente falso, y tánto es así que si lo hicieran quedarían excomulgados, porque... _Porque, ¡cállate! y no vayas a hablarme lo que no sabes.-Repuso D. José-. _Hijo mío, ¿te atreverás a levantarte a las doce de la noche para rezar?. _ya la una también, madre. ¡Bah!. Un poco de mortificación. o dos. _Mas ten en cuenta que no solamente es un día _Bien sé, padre, que son todos los días. _Y ¿si te mandan tirarte por una ventana... ?. _Eso es cuento de viejas. Imposible que los frailes manden, ni aconsejen el suicidio. Mejor que nadie saben ellos que nuestras vidas pertenecen a Dios y Él es el único que puede quitárnosla cuando le plazca. _Lo que no es cuento de viejos -repuso el padre- es que obligan a sacar agua de un pozo con una errada sin fondo. -97-