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pueblo había de llevar la mejor campana, quedaron en que, quien madrugase más temprano y llegase primero a este lugar, cargase con ella. Se la ganaron los de Pizarral y aún hoy la conservan colocada en la torre. También en el torre de Cabezuela se ve la otra campana.(Histórico). El tercer monte, por su gran número de encinas, visto desde lejos, aparece negro, cual si estuviera de luto, se desliza en caprichosas curvaturas un afluente del río Tormes denominado Alhándiga. Como si todo este contraste no fuera bastante hermoso, a la izquierda del Alhándiga y en la falda del tercer monte se extiende una espaciosa huerta con distintas variedades de árboles frutales y una cristalina fuente a cuyos lados hay dos bosquecillos de negrillos y chopos. Desde ella se contemplan claramente los tres montes. Sentados junto a la fuente, animosamente conversaban D. José, su esposa e hijo. Pero, después de largo rato, la conversación decayó de interés y, como ensimismado Celestino mirara de hito en hito a los montes con los codos sobre sus rodillas y su rostro entre las manos, D. José muy disimuladamente, y por detrás, tocó con la punta de su bastón el cuello de su hijo, quien, al sentir el frío contacto, dió de repente un salto que cayó en gracia a sus padres. D. José con gran risa interrogó: J . . 1 p ~ ? _j a, Ja, Ja.. ero ¿que te pasa .. _¡Ah!. Fue usted.-Respondió Celestino también sonriente-. _¿En qué pensabas, hijo?.-Preguntó dulcemente la madre. También había observado la abstracción de Celestino-. _Pensaba que estos tres montes son una imagen -92-

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