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Se fue con prisas a la montaña 491 desapareció, sin yo saber cómo, y quedé muy asustada; y le dije: "¿Quén era aquel señor?" Y Ella se sonrió y no me dijo nada. No le pongo más: no dirá que le he puesto poco 26 • Se despide de usted María Dolores Mazón.» Esta carta no necesita de estudiados comentarios, pero sí hay que releerla. Cualquiera puede apreciar que todci parecido entre la formación que daba la Virgen a sus «niñas» de Ga:::abandal y la que ahora ofrecen a tantos niños y niñas basta.ntes de nuestros «educadores de la fe», es pura y rarísima coincidencia. A nadie puede extrañar. Ahora, lo que cuenta es la «educación para la libertad», y en la escuela de María parece que se ha puesto siempre la propordial atención en eso tan viejo de la «entrega a Dios» y la «abne– gación de uno mismo». Acertar es lo que importa; pero, ¿cuántos valientes hay, siempre dispuestos a poner lo acertado por encima de lo actual? * * * El dicho fenómeno de las locuciones llenó, por así decirlo, el tercer año de Garabandal, 1963; pero hubo algo que dejó este año marcado más llamativamente hacia fuera: el anuncio inequívico, desmesurado, de que Ya sólo quedan tres Papas Al empezar el mes de junio, todo el mundo -no sólo el llamado «mundo católico»- estaba pendiente de lo que fuera a pasar en la alcoba papal del Vaticano. Allí luchaba con sus postreras agonías quien se había captado, más rápida y ampliamente que nadie, la admiración de casi todos, el afecto de muchísimos. El último crepúsculo estaba cayendo inexorablemente sobre el hom– bre Angelo Giusseppe Roncalli, Papa Juan XXIII... Y el mundo venía siguiendo, conmovido, desde hacía bastantes fe– chas, aquel doloroso extinguirse. Fue el día 3 de junio, cuando a todcs llegó la noticia, ultrarrápida, de que al fin se había apagado definitivamente la llama. ¡El Papa ha muerto! También las pobres campanas de la parroquia de San Sebastián de Garabandal tocaron a muerto por él. Como las de tantísimos otros lu– gares ... Pero bajo el son de aquellas pobres y altas campanas de Garabandal hubo algo que no se dio en ningún otro sitio... * * * " Sí, esta carta es excepcionalment~ larga; yo he visto muchas de las escritas por las niñas de Garabandal, y atestiguo que casi todas constan de poquísima líneas.
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