BCCCAP00000000000000000000758

Se fue con prisas a la montaña 481 aquí, y el viernes piensa venir un Padre para las confesiones 4; le echo mucho en falta a usted. ¿Qué tal cree? Pues yo no creo nada, ¿qué le parece?... » Me da la impresión de que en Conchita, Mari Loli y Jacinta, a partir de enero de 1963, las «dudas» o «negaciones» siguen una extraña línea de discontinuidad: aparecen y desaparecen, en continuo sucederse de fa– ses; tan.pronto vienen días oscurísimos, como días en que ellas creen verlo todo claro. Lo que resulta evidente es que .ellas ya no son ni pueden ser las mismas «niñas» que hicieron el Garabandal de la .pri– mera etapa, el de los días felices de los dos años precedentes. La que sigue una línea muy propia de apartamiento y negaciones es Mari Cruz. Cuando en enero se produce la crisis de las otras, ella avanza más en su actitud y empieza a decir abiertamente que nunca ha visto nada, que las apariciones son mentira. .. «Mari Cruz -escribe Conchita en la misma página 63 del Diario- aún sigue diciendo que no, que ella no ha visto a la Santísima Virgen.» Como su actitud desde entonces ha sido tan definida y tan sostenida, no debe extrañar que esta vidente haya sido particularmente utilizada por los enemigos de Garabandal, para desacreditarlo 5 • No podemos, pues, desestendernos de El caso Mari Cruz Se ha hablado mucho sobre las pbsibles causas de esa su pertinaz actitud negativa. .. Pero, de una manera u otra, se apunta casi siempre a un estado interíor de resentimiento, de resqúemor contra las otras videntes (o sus familias), por culpa de las odiosas distinciones que entre una y otras hacían bastantes de los que más frecuentaban. el pueblo. Obligado a tratar el molesto tema, no quiero yo detenerme mu– cho en él, sólo aportar algunos datos que puedan esclarecerlo (y que me hacen pensar si el talante negativo de la discutida vidente, más que fruto de una interior animosidad, n.q sería resultado de las fuertes pre– siones que gravitaban sobre ella). El reverendo don Luis López Retenaga, en su segt1ndo informe a mon– señor Beitia, firmado el 6 de abril de este año de 1963, decía: «Meses antes de la situación confusa que se produjo en enero_último, era ya un sentir bastante común que a esta niña se le impedían las apariciones. Y es que todo signo que tenga su origen en el cielo, ·no puede venir a destruir la Ley, sino a perfeccionarla 6 • Por eso, las apariciones no podían sobreponerse a la exigencia de que las niñas obe4ezcan a sus padres. Es curioso lo que a este propósito me decía Ceferino, padre de Lolita: "Las 4 Sabemos que .fue el franciscano P. Félix i.arrazábal, porque Conchita, en una carta de dos días después, 9 de marzo, dice a .la._hija de. doña Eloísa de la Roza Velal'.de, que «es el que estuvo aquí cuándo llorábamos por el Corpus». Véase el capítulo IV de la segunda parte. ' Parece que en esto se distinguió un cura de · parroquia próxima, ex-jesuita, y ahora también ex-sacerdote, según. me han dicho... • Clara alusión a lo proclamado por Jesús en el comienzo de su importantísimo discurso o sermón del Monte (Mt. 5, 17-18).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz