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Se fue con prisas a la montaña 473 existido ninguna aparición. No ha habido ningún mensaje. Todos los hechos acaecidos tienen explicación natural. Como ahora sólo estamos historiando, y aún en enero de 1963, no quiero ya meterme ni con el contenido de dicha nota, ni cori los «lan– ces» que precedieron a su elaboración, ni con las consecuencias que de ella se sacaron... Ya llegará el día de ponerlo todo a buena luz. Lo que sí debe decirse ya, es que tal fenómeno de dudas y «negaciones» no es algo exclusivo de Garabandal 13 , ni de él puede deducirse prueba alguna de valor contra la verdad de sus «hechos». Volvamos a las primeras «negaciones» de las videntes en enero de 1963. Se ve en seguida que tienen un claro signo de vacilación y titubeo. Las mismas niñas no entienden lo que les pasa y quedan sorprendidas de lo que dicen, en tanto contraste con lo que íntimamente sienten. Diríase que una fuerza extraña y misteriosa -Conchita lo apunta: el Demonio- las lleva a expresarse en forma no concorde con sus más innegables vivencias 14 • Don Luis López Retenaga, en su tercer informe a monseñor Beitia, da . las impresiones recogidas por él de las mismas niñas durante la Se– mana Santa de 1963, y dice: «Ellas, ante la broma convertida en "milagro fallido", se vieron presionadas por sus familias y muchísima gente (para que reconociesen que todo había sido mentira); aquella presión les vino a_ser como un argumento de autoridad, y cayeron en verdaderas dudas sobre el origen de lo que les estaba pasando ... Conchita, en la incerti– dumbre general y apoyándose en que la gente sabía más que ellas, a Cuando se hizo público su nombramiento, un canónigo de Madrid escribió al l'. Lucio Rodrigo (de la Universídad Pontificia de Comillas), advirtiéndole que Garabandal tendría un gran enemigo en el nuevo obispo..., como así fue. Monseñor Pucho] pereció trágicamente en accidente de automóvil el 8 de mayo (antigua fiesta de San Miguel Arcángel) de 1967. B Se sabe, por ejemplo, que el venerable P. Hoyos -el jesuita español de las apariciones y promesas del Sagrado Corazón de Jesús-, tiempo después de esos fenómenos, cayó en tales dudas o escrúpulos acerca de su autenticidad, que llegó a creerse, en su desolación, el mayor embustero del mundo, un pecador que no merecía perdón. Y cosa similar le ocurrió a Bernadette Soubirous, la vidente de Lourdes, siendo ya religiosa profesa en Nevers...; pero la Iglesia supo valorar certe– ramente tales dudas y «negaciones», elevándola al supremo honor de los altares, después de un largo proceso llevado con todas las ·de la ley. Creo que, consultando a los maestros de teología mística, no es tan difícil expli– carse las «contradicciones,, de las videntes de Garabandal, ni saber el valor que de hecho tienen. 14 Podemos hablar también de «presiones» que no son reducibles a la acción diabólica. En los comienzos de abril, nuestro conocido y -tantas veces citado don Luis Navas se presentaba de nuevo en Garabandal; quedó desconcertado ante aquella «situación», tan distinta de la que él había vivido allí repetidas veces. Tratando de explicársela, empezó a hablar con unos y con otros; y después de estar con Loli, saqué -dice- la conclusión de que Ceferino había presionado sobre la niña, cuando el milagro no llegó en diciembre, según él esperaba... La verdad es que Ceferino -fue siempre uno de los «más duros de pelar» en orden a creer íntimamente en la verdad de todos aquellos fenómenos. Ni los entendía ni acertaba a explicárselos; pero creer, lo que se dice. «creer» en ellos, eso era harina de otro costal... En su caso, como en el de otros familiares de las videntes, bien pudo darse aquello que Jesús apuntó en su día: «En ninguna parte se duda y desconfía tanto de un "profeta" como en su patria chica y entre sus parientes y dentro de su propia casa» (Me. 6, 4).
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