BCCCAP00000000000000000000758
472 nada nos ha servido a través de la segunda mitad de 1962. Dice así en su página 60: A nosotras cuatro: Loli, Jacinta, Mari Cruz y yo, al principio de todo, nos había dicho la Virgen que nos íbamos a contradecir unas con otras, que nuestros padres no andarían bien, y hasta que habíamos de negar el que hubiéramos visto a la Virgen y al ángel. A nosotras nos extrañaba mucho, claro, que nos dijera esas cosas. Y en el mes de enero del año 1963, ha pasado todo esto, que la Virgen nos había dicho al principio. Nos hemos llegado a contradecir unas con otras, y hasta hemos negado que habíamos visto a la Virgen. Incluso un día lo hemos ido a confesar. Pero en ni(estro interior está– bamos en que el ángel y la Santísima Virgen se nos habían aparecido, porque habían traído a nuestras almas una paz y una alegría interna, y muchas ganas de amarlos más con todo el corazón; porque la sonrisa y el habla y lo que nos decían nos hacían quererlos, amarlos mucho más y entregarnos completamente a ellos. Nosotras, cuando lo hemos ido a confesar, pues fue sin pensarlo, sin creer que era pecado; fue porque el párroco nos dijo que fuéramos a confesar. Y nosotras, no sé cómo fue, pues ... dudamos un poco (de la verdad de lo que habían visto); pero un dudar de una forma, que pare– cía el demonio, que quería que negáramos a la Virgen. Y luego, a nuestros padres les hemos dicho que no habíamos visto a la Virgen; pero que las «llamadas» y el milagro de la sagrada forma, que sí era cierto. Yo, en mi interior, me quedaba extrañada de decir esas cosas, cuan– do en mi conciencia estaba completamente tranquila (segura) de que había visto a la Santísima Virgen. Y el párroco, don Valent ín Maricha– lar, nos echó diez rosarios y cinco padrenuestros de penitencia. Y la Virgen, después de decir nosotras esto, a los pocos días se nos volvió a aparecer. Tenemos aquí, en estos párrafos de Conchita, mucha materia.. . Sustancialmente se trata de un anuncio profético, muy preciso, bas– tante antiguo, que al fin empieza a cumplirse. Estamos ante el proceso de las llamadas «negaciones» de las ni– ñas, aun cuando más que de negaciones debería hablarse de tremen– das dudas y oscuridades, .que ellas no fueron capaces de interpretar ni de expresar. Tal proceso ha sido largo y complicado. Su primer brote apareció en Mari Cruz, que desde hacía tiempo (y más desde el cese total de sus éxtasis en septiembre último) se encontraba en una situa– ción especial. A ese primer brote sigue ahora este otro de enero de 1963, en que ya están implicadas las restantes videntes. De él se reponen bastante pronto, como luego veremos, Conchita y sus dos compañeras; pero en agosto de 1966 estalla al fin en grado máximo la «turbación» de las niñas a propósito de sus apariciones ... La cosa desembocó, por parte de un nuevo obispo, monseñor Puchol, íntimamente desafecto a todo aquello 12 , en la discutida nota de 17 de marzo de 1967: No ha 12 En 1965, don Eugenio Beitia Aldazábal, que había entrado tres años antes en el obispado de Santander, quedó rekvado, a petición propia, de su cargo pastoral; le sucedió como obispo don Vicente Pucho! Montís, en agosto de 1965.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz