BCCCAP00000000000000000000758

470 «Conchita tomó aquello a broma, y siguiendo en la misma línea de bromear 9 , ella habló de unos "polvos mágicos", que tenían la virtud de suspender en el aire a quien los tomaba... Las tres niñas probaron en– tonces de los maravillosos polvos, que no eran sino unos vulgares polvos dentífricos 10 • Unicamente Loli, quizá por la mezcla de lo maravilloso y de lo ingenuo en que venía estando metida desde hacía año y medio, parece que tomó en serio léJ. cosa y siguió probando de aquellos polvos, con la esperanza de verse suspendida en el aire. «Conchita me asegura que en su intervención en aquel incidente no hubo más que eso: una broma.. .» 11 Pero la broma, ya queda apuntado, trajo largas y desagradables con– secuencias. Es difícil sopesar todo el asunto con exacta justicia. Pues, si en lo de los ,«polvos » podemos admitir que todo se debiera a una broma de Conchita (que las otras no supieron interpretar), no podemos ser tan indulgentes ante lo de enterrar una imagen... ¿Cómo aquellas niñas pudieron pensar tranquilamente en tal engaño? Objetivamente, hay que calificar su proceder de no limpio ni recto, sino del todo reprobable. Subjetivamente, ¿qué grado de culpabilidad tuvieron? Me es imposible decirlo, por carecer de suficientes elementos de juicio. Pero me inclino a pensar que, al menos por parte de Loli y Jacinta, se trata también aquí de la lamentable y casi inconsciente «ligereza» que ellas habían tenido ya el año anterior con lo de los éxtasis fingidos (véase el volumen l.º, capítulo XII). Don Luis López Retenaga parece, en su informe, del mismo sentir: «Debo advertir, que quien juzgue la psicología de estas niñas, a base de la madurez de juicio y reflexión propias de una persona mayor y bien formada, s.ufrirá muchos quebraderos de cabeza. Hice notar ya en mi primer informe, como apreciación bastante común, el notable retraso psicológico de estas niñas con respecto a niñas de la misma edad en 9 Conchita ha demostrado siempre un gran sentido del humor, resultándole fácil eso que en España llamamos «tomar el pelo», aunque sin faltar. 'º Veo ·confirmado esto que dice aquí el P. Retenaga por unas líneas que apa– recen en carta de Conchita a la hija de doña Eloísa de la Roza, del 18 de febrero: Ya sabrás lo que ha pasado..., pues es un lío lo que hay aquí ahora; algunos de los que creían en las apariciones, ahora ya no creen nada, de lo que hace de este lío que hubo en esos días. Y , además, ¿sabes por qué se «regolvió» esto? Por unos polvos de perborato que yo les di a Loli y Jacinta, y les dije que éran para elevarse... 11 El P. López Retenaga recoge así la versión de Conchita, en la que ella queda mejor parada que sus compañeras; pero últimamente he podido recoger yo la versión de Jacinta, y, según ésta, las cosas cambian bastante.. . Porque me dice que fue Conchita la verdadera inventora de aquel proyecto de enterrar una ima– gen, etc., a cuya realización quiso arrastrar a las otras dos, quedándose ella muy listamente al margen; y si Loli y Jacinta no llevaron adelante el proyecto, fue por el miedo de una posible presencia o intervención final del demonio. Y en cuanto a lo de los polvos, me ·temo que no haya sido tan inocente «broma» como Conchita quiso hacér creer al P. Retenaga... Las otras dos, por lo menos, se lo tomaron tan en serio, que Loli llegó a enfermar del estómago, a causa de las repetidas dosis que ingirió, con la esperanza de elevarse por los aires.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz