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464 la mayoría de las noches, por consiguiente, sin el suficiente descanso para el organismo, su estado general y psíquico sea cada vez mejor.» 21 * * * En aquel otoño de 1962, importantes cosas para la marcha de la Iglesia estaban ocurriendo en la Roma del Concilio. Pero tal vez no eran menos importantes para la misma Iglesia las que estaban ocurrien– do en el pobre Garabandal de las «apariciones». Sólo Dios tiene medidas para las cosas que no se pueden medir. 21 También Maximina, en carta a la familia Pifarré del 27 de diciembre, pone de relieve este hecho : · «Si esto no es cierto, ¿cómo hacen las crías todo lo que hacen estos días, que están malísimos y muy fríos .. . ? Y hasta la fecha no se ha puesto ninguna enferma. ¿Cómo es posible que una noche y otra, ya más de un año, puedan soportar tantí– simo frío y tantísimos desvelos de sueño?» Podemos imaginarnos cómo eran aquellas noches invernales de Garabandal por este apunte de la misma Maximina (carta del 13 de diciembre a los Pifarré): «Esta madrugada, a las 5 y cuarto, siento unos golpes a la puerta de casa; me levanto, salgo, y Conchita, en éxtasis, con su madre, su hermano y otras tres señoras... Salimos, recorrimos todo el pueblo rezando el rosario~ ·a continuación cantamos la Salve y varios cantares, como de costumbre. Mire, se nos helaban los labios; yo llevaba el paraguas, y no podía tenerlo , por el frío y de lo que pesaba con nieve; estaba una mañana malísima: nevando, con truenos, y im viento que echaba la nieve a la cara y a las piernas, que nos hacía ir encogidas... »

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