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460 Pocos días, o pocas noches después (concretamente, en la madrugada del día 8), se preguntó también a Loli, qué sentía cuando besaba a la Virgen. -Es difícil de explicar... Yo no siento en mis labios el calor de la Virgen , ni otra sensación de su cara; sólo noto que mis labios llegan a Ella y de ahí no pueden pasar.. . Pero es maravilloso 17 • * * * En este mes de noviembre, la atención de las mnas a favor de los difuntos no podía faltar. De aquí, sus visitas en éxtasis al cementerio. En esto se distinguía especialmente Conchita. Baste, como botón de muestra, lo que dice una carta de Maximina a los señores Ortiz (6-XI-62): «Referente a las apariciones, pues ya saben: siguen igual. Ahora es muchos días el rosario cantado por el pueblo. Conchita va mucho al cementerio, y el otro día fueron ella y María Dolores. Andaban cantando el rosario -ahora nos mandan que cantemos todos-, y fuimos con ellas al cementerio; allí dejaron de cantar y rezaron con muchísima devoción: nunca entran dentro, pero ese día abrió Conchita la puerta y entramos. ¡Ay! ¡No saben el respeto tan grandísimo que nos dio a todos! »Lo primero fueron donde está el padre de Conchita: se arrodillaron con una devoción terrible, posaban la cruz en el suelo, y luego se la daban a besar a la Virgen; lo mismo que hacía una, hacía la otra. Después fueron a la tumba de mi marido: también se arrodillaron... yo lo pasé muy mal; de allí vinieron a mí y me dan a besar el crucifijo mucho rato. Después van donde otra tumba ... y después, donde mima– dre .. . Ustedes ya saben cómo llevan en éxtasis las cabezas sin ver nada, ¡y cómo acertaban con las sepulturas! »No sabemos qué significará esto. Yo lo que digo es que mi marido, dos años que estuvo conmigo, para mí fue buenísimo. Y mi madre, en este mundo, sufrió muchísimo. Era devotísima de la Virgen; yo casi siempre la vi con el hábito de los Dolores 18 , y para el mundo, nunca la ví en líos. Así que no sabemos qué significará este ir donde ellos en el cementerio... » * * * Testigos de todas estas cosas de las niñas por los días de noviembre fueron unos franceses que llegaban a Garabandal por primera vez, y que tanto habían de trabajar luego en defensa de su verdad (entre ellos estaba el P. Materne Laffineur -a veces se le ha llamado también José-, muy conocido con el seudónimo de «Dr. Bonance» ). Lo que ellos observaron entonces, se encuentra en el importante libro «L'Etoile dans la Montagne» (número 12): 17 Estos detalles los sabemos por las notas de don Valentín y algunas añadiduras del cura de Barro, don José Ramón García de la Riva . 18 En la España de entonces, sobre todo por los pueblos, eran muy frecuentes las promesas de llevar «hábito» por un tiempo determinado. Solían hacerse tales promesas como acto penitencial y de devoción para obtener por mediación de algún santo o de la Virgen ciertas «gracias» especiales. Los hábitos más frecuentes en honor de la Virgen eran el del Carmen -color marrón- y el de los Dolores -color negro.
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