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428 «Hoy, Conchita llegó a misa después del Sanctus, y se acercó luego a comulgar. Yo, como había perdido la misa y era día de precepto, no se la di; lo mismo hice con la catalana y dos seminaristas, pero a éstos acabé dándosela, porque me dijeron que iban a oír misa por la tarde.» ¿Qué opinar sobre esta actitud del señor cura? Yo le daría la razón, en el caso de que Conchita fuese culpable de su retraso -lo que no podía constarle a don Valentín- o que se tratase de algo habitual en ella... ¿Se dieron de hecho tales circunstancias? No lo sé; pero tengo ante la vista lo escrito por el señor González-Gay, de Santander 14 : «La noche anterior las niñas habían estado en éxtasis durante mu– chas horas, por lo que se retiraron muy tarde a descansar (el mismo don Valentín corrobora esto, al anotar: "A las cuatro de la mañana tuvieron aparición Conchita y Loli; duró 45 minutos"). El párroco tocó a misa a las ocho: Conchita y su madre, que no oyeron la campana, se presentaron en la iglesia cuando la misa estaba ya en el ofertorio. Llegado el momento, Conchita fue con la demás gente a recibir la co– munión, arrodillándose en el comulgatorio; pero don Valentín la saltó dos veces al pasar distribuyendo la sagrada hostia; no quiso darle la comunión, porque había visto que había llegado tarde a misa. Por los párpados de la niña rodaron dos gruesas lágrimas, y se volvió a su sitio. Nada más acabar el santo sacrificio, salió corriendo de la iglesia en dirección a los Pinos ... » Ese fue el incidente del domingo, día 5 de agosto; pero el episodio que de verdad nos interesa pertenece al día siguiente, lunes. Don Valen– tín comienza así su escueta anotación: «Día 6. Hoy dije la misa a las nueve de la mañana. Comulgaron Loli y Jacinta. Conchita no fue a misa, pero a las 11,30 se fue a los Pinos 15 • Allí estaban tres Hermanos de San Juan de Dios J,6.» Puesto que tenemos una relación de esos mismos Hermanos, mejor será escucharles a ellos: «Llegando de diversas procedencias, nos habíamos reunido unos cuantos Hermanos en nuestra casa de Celorio (Asturias) 17 , para hacer 14 En una pequeña serie de artículos titulada «Lo que no se ha escrito de Gara– bandal», que apareció en el semanario «¿Qué Pasa?» (Madrid) a lo largo de 1968. 15 Esta anotación de don Valentín parece más o menos tocada de recelo o suspi– cacia... Pero no conviene precipitarse nunca a juzgar. He encontrado esto en una carta de Maximina a la familia Pifarré, del 7 ee agosto: «Había dicho el señor cura que el lunes la misa era a las 11, y después cambió y vino a decirla a las 9. Nosotras no lo sabíamos, y como desde aquí se oye muy mal la campana, pues perdimos la misa; y al señor cura no le gusta dar comu– niones si no es en la misa... » 16 San Juan de Dios, aunque nacido en Portugal, fue en Granada donde se dio a conocer por su heroica caridad hacia los enfermos, sobre todo de la mente. De él trae origen la Orden Hospitalaria, tan benemérita y especializada en la atención a los enfermos mentales y los niños maltrechos o tarados. Los Hermanos de quienes se habla en este episodio son, según su nombre de religión: H. Luis Gonzaga, H. Juan Bosco y H. Miguel de los Santos. 17 Celorio es un bello pueblecito costero de la zona de Llanes. Tuvo una cilebre abadía a la orilla misma del mar; de ella queda la iglesia, que es hoy parroquial, y unos solares y construcciones, que se habilitaron hace años para Casa de Ejer– cicios. No lejos de esta Casa está la finca de los Hermanos de San Juan de Dios. Celorio es parroquia limítrofe de la de Barro, regentada por don José Ramón García de la Riva.
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