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O:MARAN ATHA», i EL SEÑOR VUELVE! -o se opta por dar a los textos un sentido y al– cance puramente simbólico, y se les ve ya cumplidos, en un plano espiritual o sobrenatural, dejando lo que queda de cosa evidentemente irrealizada para su rea– lización 'al Fin del Mundo', en los días de la CON– SUMACION. -o se entienden esos textos más 'a la letra', con un alcance en el que concuerden armoniosamente lo espiritual y lo material, y teniendo por segura la llegada de un «tiempo» (anterior al último Fin) en el que encontrarán cabida y cabal cumplimiento tan– tas cosas que aún están irrealizadas o pendientes ... La primera actitud interpretativa es la que viene siendo corr:ún en la Iglesia Católica Romana, espe– cialmente a partir del admirable y admirado San Agustín (354-430) < 1 ). (El que esta actitud haya sido la corriente en nuestra Iglesia, no quiere decir que sea heterodoxo apartarse de ella, ya que la misma Iglesia nunca la ha asumido magisterialmente como (1) C=ta::- eon una Segunda Venida de Cristo para establecer aquí, y de verdad, su REINO, antes de que llegue el día de la final Con– sumación, era c05a corriente entre los cristianos de los primeros tiem– pos, como puede verse por Hegesippo, S. Papías, S. Ireneo, S. Justino, S. Melitón de Sa:t<les, Tertuliano, S. Hipólito, S. Metodio... Aunque luEgo se perdiera casi totalmente este enfoque cristiano de la «Parusía» en la Iglesia de Occidente, su latido se mantuvo, sin em– bargo, en alma5 3isladas, como S. Bruno, Sta. Brígida, Sta. Catalina de Sena, Sta. JuEana de Norwich, el Vble. Holzhauser, S. Luis María Grignon de Mcn:fort, Beata Ana María Taigi, el abate Arminjon, cuyo libro «Fin du monde présent et Mystéres de la vie future» tanto lefa y saboreaba Sta. Teresita del Niño Jesús. - 207 -

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