BCCCAP00000000000000000000753

TEMPORAS DE PRIMAVERA 73 Mas tambi,én pensó decidido que ,era ,aquél un mes estupendo para ponerse a dar el primer paso difícil en su proyecto de oons– tituir un gmpo activo de muchachos dentro de la Hermandad Terciaria... Y sin más vacilaciones, s,e lanzó a la obra. A las nue,ve menos veinte minutos de la mañana del prime!!" jueves de mayo estaba él en la antesacristía hablando con un joven pelirrojo, que Uevaba gafas sobre una nariz prominente, y era de mediana estatur,a. Habfa puesto sus ojos precisamente en aquel chico, pol'que le veía asistir todas las semanas a la misa de los Jueves Eucarísticos, que se cielebraba siempre a las ocho, y esta asiduidad, en el invierno sobre todo, decía mucho a su fav,ór; máxime, teniendo en cuenta que él vivía casi ,al otro extremo de la ciudad. Existía además otra razón muy poderosa para haberle llamado precisamente a él, y era la de que ,el P. Fidel de Pefiacor,ada no conocía a ningún otro muchacho de quien poder servirse. El pelirrojo, que nunca se había visto ni hablado con ,el Padre, sintió algún desconcierto cuando éste le ,avisó por' medio de un monaguillo ,para que pasara a tratar ,con él de un asunto. No había tiempo para muchas explicaciones, pues ,el mucha~ cho (que se Hamaba Martín Bosque, según dijo) tenía que estar en su oficina a !,as nueve. (Por el ,camino desayunaría, ,como todos los jueves, con el bocadillo que le habían preparado en casa.) El P. Fidel expliicó apresuradamente algo de sus intenciiones y proyectos... , y tales proyectos ·e intenciones no .parecieron entu– siasmar gran cosa a .su interlocutor... , quien con frases a medio acabar y gestos bastante expresivos, aunque amables, dió a en– tender sus fundados temores de que no se Uegara a ningÚn re– sultado pr,áctico en aqueHo que el Padre intentaba. Los pocos muchachos piadosos que él conocía estaban ya inscritos •en al– guna asociación juvenil de tipo religioso, principalmente ,en la Ac,ción Católi,ca (él mismo llevaba en Ja solapa su bien conocida insi,gnia de la cruz verde), y en general, no daban ,pruebas de tener 'V'erdadero espÍritu militante, sino ,que se mostraban más bien flojos y rutinarios... En cuanto a otros jóv,enes que él veía en la ofidna del l. N. P., y por la calle ... , era me.jor no hablar. En fin, él estaba casi seguro de que no se conseguiría nada ;

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz