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TEMPORAS DE PRIMAVERA 571 puede asombrarse e:x,cesivamente nadie, si tiene en cuenta ,que se hizo en un periódico ju,venil y combatiente. »Aquello no fué ciertamente, en nuestra intención, un ataque contra las personas, que nos merecen todo respeto, ni siquiera contra ese Círculo r,ecreativo en cuanto tal ; fué lisa y Uan~– :mente un duro ataque contra los bailes y sus abusos. Los tér– minos empleados nos parecieron, sí, fuertes y violentos~quizá lo debamos a nuestra familiarización con la cruda literatura ac– tual~, mas no ciertamente «injuriosos». Ustedes los han encon– trado así, pues bien: los retiramos, y sentimos eil «agravio» hecho ; pero nos mantenemos íntegramente en co'ndenar ,lo que usted sabe y aquí no se pone. , »No me cabe duda de que gran parte de los socios de su club son per,sonas cabalmente honradas y honorables: para ellas nuestra estima... , pero :también nuestra «no aprobación» a que eJlas presten su concurso en cierta dase de diversione,s. A pro– p6sito ,de esto, quiero que se entienda bien una cosa: si ,expre– samos nuestra estima a todos los socios buenos de esa entidad, no es porque ,estén bien situados social o económicamente ; «nos– otros estimamos ,al hombre como portador de valores eternos>;, y, en consecuencia, el barrendero nos merece tanta estima como el millonario, y el portero de ccLa Buena Socieda,é'» tanto como todos sus dirigentes. »Termino declarando solemnemenrte que he ,escrito estas lí– neas sólo por los motivos apuntados al principio, de nin~n modo constreñido por amenazas más o menos explícitas, rpues, como usted mismo debe comprender, cuando se ha de~ado todo por Cristo no pueden asustar :gran cosa las persecuciones del mundo y los trabajos de la vida.» El señor Garra Peñuela no quedó con esta segunda carta mucho más contento que con la primera. Pero al,go era algo ; y casi convencido ya de que las cosas no irían de ningún modo por el c,a:mino que él se había imaginado en los comienzos dd barullo, no volv,ió a insistir en sus pretensiones de c<cumplida retractación» o desagravio. Pero desahogaba su bilis de cuando en cuando con los amigos... ; y más de una vez brindaron todos por que al menos «Avanzadilla», el odioso periodiquito de com– bate, estuviese ya bien muerto y sin esperanzas de resurrección.

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