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T.EMPORAS DE PRIMAVERA 569 El Coronel Garra Peñuda soltó un bufido al leer 1 la carta ((del fraile». Nunca hubiera podido imaginar una tal «satisfaic– ción» por el agravio de •ccAvanza.dilla». ,¡ Aquello no era una retractación de lo dicho era remachar mejor el ataque ! Con mayor comedimiento, pero también ,con mayor fuerza de razones. ¡ Y encima, aquel fondo de ironía zumbona 1... Ni él ni los suyos soportarían semejante actitud. Ellos habían pedido una ,cosa muy distinta, para dar satisfacción a los sentimientos ,gravemente ofen– didos de los ilustres miembros de ccLa Buena Sociedad»; y lo que ahora tenían entre las manos no ,podía darse a la publicidad sin mengua de todos. Hubo inmediata reunión de la Junta Directiva. Y hubo también acuerdo de que se debía arrancar al fraile, fuese como .fuese, una pública declaración de que todo lo dicho contra c<La Buena Sociedad» era completamente infundado y de– bido a malas informaciones ; ,si no quería entrar en razón, se le amenazaría con llev:ar eJ asunto por otros caminos... Uno de los asistentes volvió a le,er, ahora más despacio, el escrito del P. Fidet Y di~,o a sus ,compañeros: -No sé si lograremos algo. Me parece que este fraile es demasiado hábil polemista ; :maneja la pluma como un florete y si nos enzarzamos ,con ,é,} en una esgrima dialéctica de escritos y contraescritos, lo menos malo que puede ocur.rir es -que per– damos miserablemente d tiempo. E,l ha llevado el asunto al terreno de los principios, donde ;pisa fuerte ; y como además no le faltan. ,por lo visto, .al.gunos hechos •en que apoyarse ... -Entonces, ¿ qué ,vamos a hacer) ¿ Vamos a dejar la cosa asO Quedaríamos en desairada posfoión ante toda la ciudad, y esos Don Nadie se crece.rían demasiado. -Podíamos amenazarles con un proceso ,por difamación, si no se retractan-apuntó otro. -Un prooeso judicial---dijo el primero-no es aeonsejable por muchas razones; entre otras, porque resultaría muy .fastidioso, y porque muy fácilmente podría salir al bakón más ropa sucia de la que nosotros oonocemos. nTal vez consi~amos arre,glar un poco la cosa si le pedimos al Padre una carta de satisfacción o explicaciones no para exhi– birla •en los periódkos, sino para inostrarla tan sólo en los salo-