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130 FR. EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA Aguardando con bienaventurada esperanza la maní/esta~ión de la Gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.>> »La primera ,línea señala claramente el aspecto negativo del programa: dos cosas principalmente deben evitarse: la impie– dad, o falta ,de piedad, y ese conjunto de :revueltas concupis– cencias que San Pablo llama celas apetencias mundanas». El P. Fidel termin6 redondeando sus ,e~plicaciones con aque– llas inolvidables palabras que a los muchachos cristianos dirigi6 San Juan Evangelista en su primera carta (II, 14-17): ,ce Os escribo, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en Vosotros, y habéis vencido al maligno (diablo). No améis al mundo, ni a lo que en el mundo hay. Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque todo lo que hay en el mundo es concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos, y arrogancia del vivir opulento ... El mundo pasa, y tam– bién sus concupiscencias; mas el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.,, Con mucho gusto hubiera añadido el P. Fidel una serie de ejemplos prácticos que hiciesen entender mejor las graves ex– presiones del Evangelista, que había sido «el joven» entre los ap6stoles de Jesús, el especialmente «amado» por el Divino ,Maestro ; pero temi6 resultar pesado en su lecci6n, pues aún faltaba bastante por decir. Había desarrollado ya la primera :parte, aceroa de lo que era preciso evitar o combatir ; y antes de seguir adelante, explicando en la segunda los aspectos positivos del programa de vida cris– ti,ana trazado por San Pablo, quiso detenerse unos momentos... , para conceder cierto alivio a la atenci6n posiblemente fat~g,ada de sus oyentes. ¿ C6mo estarían ellos, tan poco ,acostumbrados, en general, a sostenidas tensiones de la mente ? Con disimulo había venido observando su actitud: de ninguno podía decirse que estuviel'a :positivamente desatento, pero se notaba buena difer,encia de unos ,a otros. Algunos revelaban a las claras, en su mimr y en su postura, una muy VÍ\'a atención ; la expresión de otros parecía decir que seguían aquello con bue– na voluntad, pero sin excesivo entusiasmo, y que no les desagra– daría mucho el que acabase pronto. Los de la atenci6n intensa eran los que él ya de antemano

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