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TEMPORAS DE PRlMAVERA 107 ella quería y ,debía, ,la oscura rabieta de ver que las ,cosas no salían freouer.tem.ente conforme a sus deseos y planes... Pero como de vel'as buscaba seguir el c,amino de Dios, al día siguiente ;procuraba empezar de nuevo. No todas ~as mañanas se sentía igualmente animosa. Se J.e– vantaba unas veces con de,masiadas g:anas de cantar y ,correr, y, por tanto, con muy pocas de pensar en ,cosas espirituales... ; otras, despertaba con un inexplicable malhumor, o ,con gran apatía, indiferente a to2o y con ganas de cno hacer nada. Había jornadas enteras que parecía como si todas Las ,personas se _.hubieran puest_o de acuerdo rp,ara fastidi,arla, y todas las cosas para salirle mal o darle en rostro ; el demonio entonces no se descuidaba de poner un apretado ,cerco de desabrimiento ,a su espíritu para hacerla saltar y dese39erarse. La tentación de otros días, en cambio, era más bien la de una sutil desg,ana, por,que er,a muy natural sentir el cansancio de la ,«cuesta ,arriban en su empresa. ,¿ Para qué aquellos afanes de mayor perfección personal y eficacia apos– tól,~ca, si para ser buena cristiana no se necesitaba tanto? < Por qué no habk de ser ella como otras muchas «de las que nadie tenía nada que decir)), y que sabían' muy bien ,administrar su piedad de ,ma::-ie~a que no estorbara o comprometi,era sus ccplanesn de vida alegre y bien colmada de diversiones?... Y ,a lo mejor tales chicas viví'.an muy tranquilamente, cometiendo menos faltas que ella, sin preocuparse de nada, y luego se iban tan bonita– mente al cie~o como 1,as ,«ñoñasn y 1<tontasn que 1 <mo sabían vivir... )). Consuelito terminaba sobreponi,éndose siempre a sus Hpe– queñas crisis)), 1porque no dejaba la orad6n, aunque mucha des– gana sintiese, y porque sabía acudir humildemente al confesor cuando notaba el peligro de sus interiores desfallecimientos. Una de las cosas· que ~nás la ,animaba a seguir por el camino comenzado era el r,ecuerdo de cierta página q:ue les habÍia leído en una r,eunién el P. Fidel. Se la sabía casi de memoria, porque cuando el P.adr,e la Iey6 ,ella se hab:Í!a atrevido a ro,~a:de delante de todas que la repitiese, ,(<pues era preciosa)), ry su amiga En– camita había tomado rápidamente una notas taquigráficas,., «Vosotras no ,conocéis a la pobre María. Casi nadi,e la conoce

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