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154 ,de salud y caminos intransitables. De la primera hacía poco caso, diciendo que era fuerte" (45). Los incontables trabajos sufridos en el Caroní le produjeron las fiebres palúdicas, enfermedad endémi– ca en aquellas regiones insanas aún para naturalezas robustas. El paludismo le obligó muchas veces a re– gresar de sus excursiones apostólicas a la Estación de Araguaimujo y a la ciudad de Tucupita. Pero como el Padre no daba importancia a sus achaques, retor – naba muy pronto al campo de sus operaciones, no parando mientes en que las fuerzas corporales no siem– pre corresponden a los inagotables recursos del espí– ritu. . Por el año de 1933 le fué preciso hacer alto en sus trabajos y emprender viaje de salud a la capital de la República. Según la Crónica de Araguaimujo, el. día 24 de febrero salió enfermo para Caracas, y re– gresó a la Misión el 5 de noviembre del citado año, bastante repuesto, aunque no bien del todo (46) . Durante los largos meses que permaneció en Ca– racas fué sometido a régimen curativo y reconstit:u– yente, y en él se encontraba cuando le fué ordenado el regreso a la Misión, lo cual ejecutó inmediatamen- · te, sin réplica ni excusa, dando prueba de que, an:te la obediencia, nada le importaba la recuperación de la salud (47). Con la misma abnegación de siempre y con gozo .incontenible por encontrarse de nuevo entre sus que– ridos guaraúnos, trabajó en su educación y civilización como lo 1 había hecho antes. Pero el 6 de julio del año (45) , 1nforme del Dr, Pedro Tamoyo, año de 1946. (46) , Crónica de Ataguaimujo, póg. 89. (47) , Podre Hilario de Escalante, Informe particular,
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