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149 Ieer-s.e a los cónyuges antes de pedirles el: consenti– miento matrimonial. Se completó · 1a preparación con facturas de?otas, pláticas sencillas y oraciones, con el fin de que se clieraü cuenta, del acto tan sagrado y trascendental para toda la vida, que iban a :realizar. Llegó, finalmente, la vispera del día. tan ardien– temente deseado. Los muchachos ayudan a. los novios a dar la última mano a los arreglos de la ca,sa. Las novia,., no caben dentro de si por la emoción. y el go– zo que las embarga. Sus compañeras vuelan de la ca• sa ·a. Ja capilla; todo lo arreglan y adornan para que resulte grandioso el acto más solemne presenciado por Jos moradores de Araguaimujo. Luego, lias confe– siones de los novios para que dignamente reciban el sacramento del matrimonio, y las de los demás que ya han hecho su primera comunión para ofrecerla el día grande, por la perenne luna de miel de sus com• pañeros. Amaneció el 10 de septiembre, y cuando el sol tendía suavemente los primeros benéficos rayos sobre las aguas del caño Araguaimujo, aparecieron las cu– tiaras de indígenas que venían a contemplar el espec– táculo nunca visto por ellos. A las ocho salió la pro– cesión de la casa de las Hermanas; delante los niños y niñas d~l internado, después las Reverendas Her– manas, luego las cinco parejitas con sus respectivos padrinos. En la puerta de la capilla espera el Supe– rior revestido con los ornamentos litúrgicos quien rei– tera a los contrayentes la exhortación del Ritual To– ledano, les pide el consentimiento, bendice los anillos y las arras y conduce a los casados al altar santo para celebrar la Misa, .darles la comunión y sellar con ben– diciones copiosas la unión matrimonial, para que se santifiquen, se multipliquen y lleguen a la anciani– dad, vienco a sus hijos y nietos, hasta la cuarta gme– ración.