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128 -No se aflija por eso, Padre: Yo le :r-evelaré un recurso único para civilizarlo_s; pues todos los utros medios que intente emplear, sin este, le resultarán ineficaces, --Bueno, ¿ cual es ese recurso? -Muy sencillo, pero tiene tres partes: Primera: Reunir a todas las personas mayores, indios e indias. Segunda: Matarlos a todos sin compasión. Tercera: Coger todos los pichones y pich9nas, sin que se esca– pe uno solo, y llevarlos a Ja. Misión o a las ciudades... -¡Asesino!, exclamó el Padre, riendo a carcaja– das. Pero ¿ es posible que a tí, que tienes al parecer tan buen corazón, se te ocurran unos pensamíentos tan criminales? -Para que vea, Padre, lo dificultosa que yo juz– go la empresa de convertir en personas, a esos pobres que, apenas se diferencian de los irracionales, como usted ha dicho. No es imposible, pero s:í cuestión de muchos sacrificios, de muchos años y de inalterable paciencia (42) . {42), Padre Basiiio de Barral, lnform'-' particular ,del 17 de diciembre de 1944.

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