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124 .... -Me parece muy bien; y, aunque supongo qu& siempre recibe con las debidas disposiciones el Sac~a– mento de la Penitencia, es bueno, que antes de pa r tir, dé un repasito general a la conciencia. -Todo está arreglado; sólo falta su -permiso y la Bendición Seráfica. -Tiene el mérito de la santa obediencia, y reciba. también la bendición que desea para acometer la em– presa. -Puesta mi confianza en .el Señor, que es el Da– dor de todas las gracias, y confqrtado con su permiso y bendición, partiré, para hacer el bien gue pueda, a aquellos infelices salvajes. Si Dios me depara el mar– tirio ... La Isla de Mariusa era mirada por los criollos como .un antro embrujado, en donde moraban hom– bres misteriosos, desconocidos de los otros hombres; sobremanera forzudos, de sentimientos caniba:lescos, , que se complacían en triturar y matar a cualquie1· blanco atrevido, que osara poner pie en el terreno fan– goso en donde ellos habían levanta.do sus míseros ran– chos. ¿ Correspondía la realidad a la fama? Parece que no; porque, si es cierto que en algún caso, determina• dos criollos perdier-0n la vida a manos de :los aborí– genes mariuseros, fué, posiblemente, en represalia por los vejámenes inferidos a los indios, ya por los mis• mos que murieron. ya por otros que pudieron herir los sentimientos propios de seres racionales, aunque en estado salvaje. Son varios los niños de Mariusa educados en el Internado de Araguaimujo, los cuales han levantado después un hogar cristiano, unidos en legítimo matrimonio, con indiecitas civilizadas en la Misión. De consiguiente, nos parece que no es tan fíe.e ro el león como le pintan. ·
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