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121 cho cogiendo cai'ía. Fuése con cuidado de modo que no le viera, y héte aquí que encontró a uno de los pe-- . queños preparando fuego para tostar unas mazorcas de maiz que había robadó. Entonces. . . el primer sil– bido del terrible masisiquire. El muchacho escucha, co– mo para cerciorarse si realmente era el silbido del te– mido pajarote. Segundo silbido. . . Ahora el pobre in-– diecito .deja cuanto tiene entre ·manos y caminando ·· medio de lado, p_ero sin perder tiempo, se fu.é retiran– do hacia la casa mientras entonó una verdadera leta– nía de. insultos y palabras gruesas al masisiq¡uire. Por último, salió al monte una noche otro de los. internos, pero volvió corriendo y llorando a grito pe-– lado. Preguntado por qué lloraba. Respondió: "Masi-– si(Juire miae, masisiquire miae, que había. visto al ma– sisiquire.