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118 reina", traídos por el capitán poblador de Araguao y caños adyacentes, reuniéndose al cabo de poco tiem– po hasta veintidós, número que aunientó el mismo año con. otros, venidos de las rancherías de Santa Rosa, Güiniquina, y Araguabisi. El establecimiento del In~ ternado no suprimió la escuela mixta, pues uno de los misioneros enseñaba a los internos y el otro a los ex~ ternos. Como la disciplina es necesaria para mantener el orden y progresar en el estudio, y ella exija un regla– mento, los Padres, sin aplicarle con todo rigor, porque era demasiado duro someter a aquellos pobres hijos de la selva a las normas de los civiliza.dos, les trazaron el siguiente horario : 5,15 a 6 levantarse, lavars.e y oir la santa Misa . . 6 a 8 trabajos ligeros de agricultura. 8 a 9 desayuno y trabajo manual .1-mevamente. 9 a 12 escuela. 12 a 2 almuerzo, recreo, cura de llagas y de otra~ dolencias. 2 a 4 escuela. 4 a 6 trabajo muy ligero, como traer leña, etc. 6 a 8 baño, comida, recreo, rosario, explicación de doctrina. 8 cá1:i.ticos, rezos de la noche y acostarse. Pronto aprendieron a leer, pero no así las cuen• tas y las cantidades, que les fué mucho más difícil. Ya a fines del año 1927 contaba el internado con 40 indie– citos divididos en tres secciones: A la primera perte• necían seis que empezaban las primeras letras .y, en lo tocante a la religión, las principales oraciones. Corn,-
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