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98 se encuentran, árboles que en Venezuela no nacen es– pontáneamente (34). "Al fin, sin haber encontrado, como temíamos. ningún tronco atravesado, llegamos, hacia las ocho de la mañana a la ranchería de Capure, en donde, con toda seguridad, tendrían un pueblo los capuchinos. "Nuestro primer cuidado, al entrar en la ranche– ría, fué improvisar un altar junto al tronco de un árbol, y allí celebré el santo Sacrificio. Preocupábame después el problema de la comida para mi gente, pues habíamos agotado las provisiones; fueron los indios de la ranchería a pescar, para proporcionar comida a los nueve hombres que componíamos la expedición, y apenas trajeron cosa de provecho, diciendo que cuan– do la marea va subiendo no se encuentra pescado. "En vista de esto le dije al capitán de la ranche– ría que fuesen al monte en busca de vitualla, y allá se dirigió con algunas indias: al poco tiempo volvieron trayéndonos ellas unos ma¡líes o canastos llenos de frutas; y él una gran totuma (calabaza), repleta de ciertos _gusanos que produce la palma de moriche, y que, puestos en una olla que llevábamos, se convirtie– ron en un manjar, a mi p_aladar muy sabroso, o como dicen los guaraos: Dijaperagüitu. "De ellos comieron también los seis indios y los dos civilizados que me acompañaban; dimos gracias a Dios Nuestro Señor por habernos proporcionado en los árboles lo que no encontramos en el río. "Remú después a todos los indios, instruyéndolos, según Dios me dió a entender, en el conochniento del mismo Señor Nuestro; y no dejé de bautizar a sus hi- (34) . El argumento educido por el P. Abelgas pora probar que los Capuchinos abrieran ei caño, al cual se refiere, no tiene. como es evidente, valor probatorio.

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