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93 Ias rancherías de los indios, principalmente en Capure y Capurito. "Lamentable era el estado que ofrecían aquellos indígenas, más desnudos todavía de ropas que de conocimientos; y eso que se hallaban sumidos en la más crasa ignorancia. Al fin se familiarizaron con · el Padre Santos, muy contentos de los regalitos que les hizo, y él aprovechó la ocasión para catequizarlos, dirigiéndoles algunas pal.abras en el lenguaje "gua– rao", que ya ha aprendido; idioma que todos los días repasaba para mejor in.troducirse entre los indígenas. "En esta excursión bendijo doce parejas de ma– trimonios que guardaban fielmente 1~ Ley natural, y baut izó a unos noventa, algunos de los cuales conta– ban de cuarenta a cincuenta :primaveras. Con tales actos y conquistas es indecible el gozo que experimen– taba el misionero ; y el de los indios no iba en zaga. Al despedirse, los indios que le acompañaban hicieron una señal a los otros para que se arrodillaran, pues el Padre los iba a bendecir; y el Padre Abelgas les <lió, enternecido ante tanta sencillez, la bendición sacer– dotaJ, prometiéndoles que volvería pronto a visitar– los" (33 ). A principios del año 1924 se internó en el caño "Araguao", conducido por . un capitán indio, llamado Pancho Morales, y por cuatro hombres de este, que ,canafoteaban la curiara.: así Hegáron a tinas grandes "' rancherías de indígenas, quienes se sobresaltaron al ver al misionero, preguntándose quién era aquel. Mas el capitán les dió algunas explicaciones, y con· ellas, se calmaron todos, por el respet o que tenían a su jefe; <le ot ro modo, hubiera corrido inminente peligro la vida del osado visitante. Creía él encontrarse en verdadera tierra de sal– vajes, aunque muy dóciles y humildes; vió sus ídolos, (3.3) . Padre Samuel de San Mateo, Menso¡.ero Seráfico, año l 923, p,Íg. 690.