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- «Después, después de todo "esto", después de la muerte, seguirá la vida. Pero ... » En la Ultima Cena, Jesús se desahogaba con los suyos: «Por haberos dicho esto, que ya me voy de vosotros, la tristeza os ha llenado el co– razón... ». Así era, en efecto: aquellos hombres se sentían agobiados. Y no hubiera sido así, es decir, el con– suelo hubiera sobrepasado en ellos al natural sen– timiento de pena, si en vez de poner toda la aten– ción en que El se les iba, hubiesen tenido más en cuenta a dónde iba El. -«Si dejo el mundo, es para volver al Padre, a aquel que me envió ... No se turbe vuestro co– razón. En la casa de mi Padre hay muchas estan– cias -si no, ya os lo hubiera dicho-; y yo voy a prepararos allí lugar ... Luego volveré para toma– ros conmigo, de manera que donde yo esté, es, téis también, finalmente, vosotros». A ese estar con Jesús, bienaventuradamente, en «la casa del Padre», sólo podremos llegar de momento -caídos en la muerte- con el alma; pero un día vendrá en que la muerte, nuestra muerte -última consecuencia del pecado y úl– timo «enemigo» por vencer-, será destruida (1 Cor., 15, 26); entonces la vida de la total Bien– aventuranza alcanzará también a nuestra reali– dad corporal mediante la resurrección. «Cristo ha resucitado de entre los muertos co- 1110 primicia de los que mueren. Pues como por un hombre vino la muerte, así también por un hombre viene la resurrección de los muertos; y 346

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