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ME APUNTO A LA REVOLUCION E STUVO a mi cargo una emisión semanal . por radio, montada para sostener cierta campaña permanente de caridad. Al cabo de algunos tanteos; me decidí por este título para mi «espacio»: Caridad, revolución de los hijos de Dios. Y como música introductoria, y hasta de fondo, escogí el coro final del Mesías de Handel: «Digno es el Cordero». Dicho coro trata de reproducir, con la mejor música, aquel himno de triunfo definitivo, que no se apaga en el cielo y que nos ha desvelado el último libro de la Sagrada Escritura: << Vi y oí a muchos ángeles, miríadas de mi– ríadas, millares de millares, que cantaban a gran– ,des voces: "Digno es el Cordero que ha sido de– gollado, de recibir el poder, la riqueza, la sabidu– ría, la fortaleza, el honor, la gloria y la bendi– dón". Y todas las criaturas, en el cielo y sobre b tierra, debajo de la tierra y en mar, iban di- 333