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Concedo que todo esto de la alfalfa parece no tener mucho que ver con la «Revolución de la Ca– ridad». Pero la atención a los problemas concre– tos de aquella tierra, que tal empresa suponía, la finalidad con que dicha planta industrial se mon– taba, sí tenían mucho que ver. Menguada cosa estaríamos procurando nos– otros, los que buscamos llegar a un mundo me– jor por la Caridad, si el contenido del amor cris– tiano entre los hombres lo dejáramos en la prác– tica de dar por ahí algunas limosnas ... La invención cristiana de la Caridad está para .llevarnos a todos, y muy frecuentemente, a una .actitud operante de INTERES y SOLICITUD por los prójimos. Y precisamente en esta línea de interés y soli– citud por los demás merecía ser ponderada la obra aquella para el tratamiento industrial de la alfalfa. Iba a crear nuevos puestos de trabajo -¡tantos lo andaban buscando!-, iba a procu– rar notables mejoras a no pocos agricultores, po– día ser el comienzo de una serie de actitudes e iniciativas que llevasen a la transformación eco– nómica de una región que mucho lo necesitaba y bien lo merecía. Un sentido vivo y desarrollado de la Caridad tiene que producir en todos el fruto de la «con– ciencia social»; y con ésta, los que pueden, acu– dirán a montar lo que sea necesario para que mejoren las condiciones de vida de tantos her– manos acogotados por las estrecheces. Así, pues, quienes pongan su esfuerzo a promover empre– sas como la de la alfalfa de nuestro caso, realizan, 331