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Atender a esto es ¡acertar! No atenderlo, la única equivocación que no tiene remedio. Bien puede cantar un himno del nuevo rezo litúrgico: 274 «Tú eres el Dios que nos salva, la luz que nos ilumina, la mano que nos sostiene y el techo que nos cobija. Y sacaremos con gozo, del manantial de tu vida, las aguas que dan al hombre la fuerza que resucita».