BCCCAP00000000000000000000749
Entender rectamente tales desahogos no creo que resulte demasiado difícil. En la vida de cualquier hombre tienen que en– trar bastantes cosas y personas; Dios puede su– plir la falta de unas o de otras ... ; pero a Dios ¡no hay nada ni nadie que le pueda suplir! Y empeñarse en algo que nada tenga que ver con El, es, verdaderamente, una infeliz manera de perder el tiempo. El hombre es una «forma inacabada» o un «ser deficitario», dice el biólogo. La existencia humana es una «existencia sin re– mate», escribió Jaspers. En el existir humano «hay una falla», asegura Sartre... ¿Por qué se quedan así a medio camino? ¿Por qué no ponerse a ver si podemos esperar de algo o de alguien eso que echamos inexplicablemente en falta: el remedio, el sentido, la plenitud, el feliz desenlace? Siempre me han inspirado mucha lástima -y no demasiada estima- los que aseguran que pm~ den pasarse muy bien sin religión ... ¿Qué es ella, en el fondo? El reconocimiento abierto y vivo de algo tan tremenda como hermosamente real: la vincula– ción, la «religación» (con independencia de la propia voluntad o gusto), que nos une a cada uno de nosotros, por la misma raíz, con el Ser abso– luto, el Dios personal, el Inefable: por quien es, en quien es, para quien es, todo lo que ES; todo lo que SOMOS. Vivir esto es sencillamente: contar con El, es– cucharle a El, comunicarnos con El. 273 18
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz