BCCCAP00000000000000000000749

Por eso de que nuestro <<yo» necesita del com– plemento de un «tú», andarnos siempre en busca de «el otro» o de «lo otro», que ilusionada u obs– tinadamente esperamos encontrar, sobre todo, en la criatura de diferente sexo. Y por eso de que no cualquier «tú» vale, la vi– da está llena de fracasns o decepciones ... Aunque haya normal acierto en la elección del «tú», mientras ese «tú» sea -como nosotros– limitadísima criatura, no podremos andar cabal– mente satisfechos. Entonces ... -«Nos has hecho, Señor, para Ti, y desasosega– dos andaremos, mientras no nos centremos en Ti». El hombre que hizo esa emocionada confesión -Aurelio Agustín de Tagaste- tenía larga y do– lorosa experiencia de su verdad. A través de ella, fue dejando de ser un inquieto e inteligentísimo buscador de filosofías, para convertirse en San Agustín, Obispo de Hippona, Doctor de toda la Iglesia, degustador de la Palabra de Dios. Desde esa misma experiencia ha podido decir Santa Teresa: «Quien a Dios tiene, nada le falta: sólo Dios basta». Y Bernard Cordier, piloto de aviac10n en la última guerra mundial y ahora monje trapense: «En la vida del hombre, todo lo que no sea Dios es tiempo perdido». 272

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz