BCCCAP00000000000000000000749
-No sé lo que es usted, pero sí sé que yo· es– toy demasiado aburrida: usted podrá entretener hoy mi aburrimiento. ¿Por qué no me acompaña? Durante el camino, y en el pueblo, tendremos tiempo de hablar. -Necesito que me presente antes a su marido. -Yo no tengo marido. -Sí, es verdad. Pero recuerde: ¿cuántos hom- bres van pasando ya por su vida? Uno ... Dos ... Tres ... Y ahora, sin marido y sin hijos: -¡Ah! Pero ... -No se ponga nerviosa. Yo sé de usted y de .su vivir mucho más de lo que cuentan los perió– ,clicos. ¡Lo sé TODO! Se siente aburrida, desgra– dada, insatisfecha... No es sin culpa suya. Pero me inspira compasión. Muchos hombres hctn ve– nido hablándole de amor, ¡y le han mentido! No la amaban a usted; se amaban a sí mismos: sólo buscaban su propia satisfacción. Y o sí que entien– ,do de amor. Y o sí que la amo a usted. Pero usted no está en condiciones de entenderme. Quizá al– gún día ... Bueno, adiós. Tengo que irme. -¡Oh, no! Se lo suplico. -Sí; tengo que irme. ¿Volveremos a vernos? Depende de usted. Si de verdad me busca, me en– ,contrará. Tendrá que superar muchas dificulta– des; pero me encontrará. Y entonces, ¡dichosa de usted!: lo que no ha conseguido nunca, lo hallará ,en mí. Una cosa le advierto: nuestro futuro en– ,cuentro no podrá ser como uno de esos «para pa– sar el rato» ... Es difícil comprenderme, lo sé; pero ya ahora le declaro que «yo no digo mi can– ción sino a quien conmigo va». 269
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz