BCCCAP00000000000000000000749

«A LA GRACIA DE DIOS DEBO EL SER LO QUE AHORA SOY» A SI se desahogó San Pablo en su primera carta a los Corintios (15, 10). Impresiona ante todo la fuerte convic– ción con que el Apóstol proclama esto. Nada de simple fórmula piadosa, como tantas veces ocurre en nuestro «Gracias a Dios ... », «Con la ayuda de Dios ... », etc. Nada tampoco de estu– diada actitud de humildad: es la viva conciencia de una realidad que abruma, aunque bien dicho– samente. Tenemos aquí el desahogo hacia afuera, de un repetirse muchas veces por dentro: «¡Qué mara– villosa la acción de Dios en este pobre servidor suyo! Sin ella, yo, el hombre Saulo de Tarso, se– ría algo muy distinto de lo que ahora soy... e in– finitamente más pobre... La insondable riqueza de este nuevo ser mío, tan distinto de lo que pri– meramente fui, todo lo que en mí hay ahora de positivo, de valor no caduco, arranca de la incom- 252

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz