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na no la podían sufrir nzuchos, y su rabiosa per– secución me ha seguido por todas partes. -He de terminar, porque, porque... Bueno, muchísimas gracias por lo bien que me ha aten– dido. ¿Quiere decirnos a todos unas palabras fi– nales? -Sí: que lo más importante es mantenerse fir– mes en la fe y en la caridad, pase lo que pase. Y también en la santa esperanza; en medio de to– das las amenazas y de todas las catástrofes no de– bemos dudar: estamos del lado de Dios, y si Dios por nosotros, ¿quién, o qué, contra nosotros? Es– tamos del lado de Cristo, y Cristo, ¡siempre el Se– ñor: ayer, hoy, y por todos los siglos! Amén. 248