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EL «SERVICIO DE LA PALABRA» E L sacerdote ha sido siempre objeto de mu– cha atención en la Iglesia. Esa atención está ahora exacerbada has– ta situaciones límite... En torno al sacerdote, en torno al mismo sacerdocio (su razón de ser, su fi– gura y su dimensión entre los demás creyentes), se multiplican las críticas y las crisis, las interro– gaciones y los desconciertos ... Sin embargo, acerca del sacerdote católico nosotros hemos de tener un conjunto de seguri– dades, que están fuera de toda discusión, porque se deben a pronunciamientos explícitos de la misma Iglesia, «columna y soporte de la Ver– dad» (I Tm., 3, 15). Una de tales seguridades se refiere a lo que ha de considerarse como primer ministerio o «servicio» del sacerdote. Habla el Concilio Vaticano II, en su Decreto «Presbiterorum Ordinis», núm. 4: «El Pueblo de 216