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LLEGAR A LA LUNA... ¿Y QUE? K ARL Barth dijo algunas otras cosas en la ocasión apuntada de cumplir sus ochenta años: «Nuestros padres, nuestros abuelos, entendían el Evangelio sobre todo como una ley: ley de creencia, ley de moral. A nosotros, quizá, se nos ofrece ahora la posibilidad de comprobar que el Evangelio es un mensaje de libertad. Más que un "Debéis creer", un "Estáis autorizados para creer". Pero es seguramente difícil en la actuali– dad comprender que tal libertad es una libertad en la obediencia. Hoy, lo fácil y generalizado es flotar ... Y flotar no es precisamente ser libre: es más bien estar prisionero de todas las olas que vienen y mueren. »Lo único que a la sazón nos puede sostener es la Comunión de los Santos ... Hoy se va a la Luna, detrás de la Luna; pero esto no cambia gran cosa nuestra situación humana. No convie– ne que se pierdan en el tiempo o en el espacio 213

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