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116 FRAY GANDIDO DE VIÑAYO, O.F.M. CAP. ven asediados, se renuevan las costumbres y una profunda transformación se va percibiendo en el pue– blo cristiano. En sus correrías apostólicas vuelve a Rímini, donde es acogido con entusiasmo, porque tienen muy fresco el recuerdo de los milagros allí obrados. Pasa a Trieste, visita Porta Cavanna, Pola, Udine y Cre– mona. A principios de 1228, estuvo en Cividale, Tre– viso, Conegliano y Venecia. En el mismo año, predi– có la Cuaresma en Padua. Puso en conmoción a toda la ciudad y puso el fundamento al fructífero apos– tolado que había de desarrollar en ella, sobre todo el último año de su vida. Partió luego a Ferrara y Bolonia. Predicó por orden del Ministro General, Juan Parenti, el Adviento de 1228 y la Cuaresma de 1229 en Florencia. Combatió en Milán a los val– denses. Tras eso, se trasladó a Vercelli, donde ya era conocido y admirado. Recorrió Varesse, Bér– gamo, Brescia, Breno, Val Camina y siguiendo las riberas del Garda, llegó a Trento, para dirigirse desde allí a Verona y a Mantua. Si bien en todas partes era recibido con entusias– mo popular, hubo ocasiones en que le fue preciso soportar insultos y desprecios. Al llegar a Udine, le ocurrió un percance lamentable. Se había reunido en torno de él una gran muchedumbre, deseosa de es– cuchar su sermón. Pero a falta de púlpito le fue pre– ciso subirse a un árbol para predicar. Comenzó su