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NUEVO ASCENSO 103 tos ya existentes y fundaba otros nuevos, en donde procuraba que florecieran la regular observancia y el espíritu de oración y devoción, recomendado en la Regla por el Seráfico Padre. Tenía la santa ilu– sión de extender la Orden y santificar a los reli– giosos. Un día, encontró en un convento un novicio lla– mado Fray Pedro. Este se hallaba, en gran manera, desalentado. No se sentía con fuerzas para seguir el divino llamamiento y estaba para volverse al si– glo. Fray Antonio conoció, por divina revelación, las luchas interiores por las que aquel novicio pasa– ba. Fue en su busca para reanimarlo. Al verle, le miró amorosamente y alentando sobre él, le dijo: -Recibe el espíritu de fortaleza y sabiduría. Al momento, el novicio cayó al suelo como muer– to. Pero al mismo tiempo su alma fue arrobada en éxtasis y c~mtempló la gracia del cielo. Después, volvió en sí y quiso manifestar lo que había visto en su arrobamiento ; mas el Santo se lo prohibió. Le bastó el efecto que había producido aquella vi– sión en el novicio. Con esto, la tentación fue ven– cida, y en adelante Fray Pedro fue un religioso ejemplar. No obstante hallarse nuestro Santo por esta épo– ca ocupado en su cargo de Custodio, seguía predi– cando al pueblo. Y su predicación, sencilla y popu-

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