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ANTECEDENTES HISTORICOS ... . 67 había extralimitado en el trato que daba a los Misioneros y que éstos habían hecho bien en no hacerle entrega de los cuatro pueblos men– cionados, como ~l había intentado que lo hicieran. Encargábale a la vez que estudiara la conveniencia o no de poner Corregidores y Cu– ras Do-ctrineros en esos pueblos, informándose para ello de los pro– pios Misioneros y de otras personas, y que diera cuenta de todo. Apesar de esa decisión, Centurión formó un voluminoso expe– diente de acusaciones contra los Misioneros_y hasta acusó de insubor– dinación al Prefecto, porque no acudió a una cit a que le hizo. Reci– bido este informe por el Virrey y sin oír a los acusados, resolvió que los Misioneros y todos los pueblos -de indios sin ex.cepción pagaran diezmos de sus cosechas a la Corona; que se nombraran administra– dores de las haciendas y hatos y Corregidores -en todos los pueblos. Esa era precisamente la aspiración máxima de Centurión: asumir la dirección de los pueblos fundados por los Misioneros y adueñarse de los hatos y haciendas formados por ellos y fomentados con tantos trabajos. El mismo Centurión en persona fué a dar cumplimiento a esta resolución de Santa Fe y poner sus empleados y cobrar los diezmos, etc., creyendo que con esto estaba ya todo arreglado. Ignoraba, por lo visto, de qué eran capaces los Catalanes del Caroní y que las arbitra– riedades -que cometiera, no habían de quedar impunes, corno las lle– vadas a cabo con los Capuchinos Andaluces del Alto Orinoco. Nueva · querella de los Misioneros a la Corte, exponiendo lo ocurrido y el desorden introducido en las Mis-iones con las medidas tomadas por Centurión, que habían ocasionado ya la fuga de algunos indios a los montes. Asesorado el Rey por el Consejo de Indias, ordenó a Centurión con fecha 10 <le noviei.11bre de 1774 que, no obstante lo resuelto por l.a Audiencia de Santa Fe, quitara luego los Corr egidores y Adminis– tradores que había puesto en los pueblos de los Misioneros Catalanes; que dejara las cosas como estaban en un principio; que había si-do muy del real desagrado la desarreglada conducta que había obser– Yado en el asunto y que si continuaba persiguiendo a los Misioneros citados tomarí a contra él las severas providencias que fueran del ' caso (89). Lástima grande que el General Centurión, dotado por otra parte de tan relevantes dotes, desconociera los méritos, talentos y prerro– gativas de los Misioneros Catalanes y, -en consecuencia, tratara de subyugarlos, en vez de atraerlos con prudencia y aprovecharse de su colaboración para engrandecimiento de esta Guayana tan dispues• (89) P. Lodares, ib., pgs. 243-47, 249, 250.-Tavera Acosta, pgs. 154, 156.

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