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64 VEINTICINCO Á..zvos DE APOSTOLADO de la pesca, por ese motivo, como d ice el mismo Diguja de todos los pueblos que estaban a orHlas del mencionado río (86). De suerte, pues, que hay que darlo por fundado antes de 1761; pero seguramente que lo trasladarían a otra de las Misiones que te– nían más vida, por los motivos indica-dos. o) .-"Santa Eulalia de Murucure" (1754) .-Fundóse en 1754, en la margen derecha del Caroní más arriba de San Antonio de Caroní y a legua y media de distancia de este pueblo. Lo hallamos escrito de los más variados modos : Murucure, Murucuri, Merecure, Murocuri y Morocure. T enía terrenos abundantes, aunque arenosos, lo que motivaba es– casez de frutos, que afligía a los indios en años de sequía principal– mente. Tenía escasas .sabanas, porque las del la do izquierdo del Ca– roní estaban ocupadas por españoles. El ganado necesario para el r.onsumo le venía del hato establecido en la Misión de Carapo. Duarte Level dice que sus indios fundadores eran caribes, mien– tras que los informes d e los Padres Prefectos dan como pobladores a los guaraúnos. Bien puede ser que aquéllos fueran realmente los pri– meros en poblarse y luego se les agregaran los segundos. En lí59 die– ron a los caribes plantaciones de cacao, como medio de hacerlos más sedentarios, pero no bastó, porque parte de ellos se fugó el mismo año con su cacique Tumatu, aunque sin hacer daño al pueblo. El Padre Caulín dice que este cacique, antes de reducirse, vivía en las islas Arim11a "ª• próximas a la confluencia del Paragua con el Caroní; que en 1753 ofreció al señor Iturriaga poblarse y recibió de sus manos el bastón y nombramiento de segundo Ca!>Ítán de Murucuri, que había sido fundado por el Padre José de la Guardia. También dió Iturriaga el bastón de Alcalde Mayor de Murucuri , con el consentimiento del men– cionado i\'lisionero, al cacique Tacabapura, que se redujo a pueblo también por el mismo tiempo. Muy de cerca tocó a Morocure sufrir la marejada de las in tromi– s iones del General Centurión, que luego resumiremos, pues por su cuenta y riesgo y sin la debida aprobación de los Misioneros, puso en este pueblo un cabo de guerra que instruyera militarmente a los in– <lios de los cuatro pueblos que pretendía anexionar a su Gobernación (Caroní, Murucure, Calvario y Caruachi), con el pretexto <le tenerlos preparados para resistir el primer choque siquiera de los piratas, en el caso de que trataran de invadir las Misiones. Medida era ésta muy laudable, pero que tornada por sí y ante sí, constituía un atropello manifiesto, como se lo escribió después el Consejo de Indias, al ente– rarse de todo. (86) P. Loda res, ib., pg. 231.- P. Rionegro, Misnes. cits., pg. 121.

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