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----....--- ...... LA INSTRUCCION EN EL DELTA AMACURO 187 iba aumentando, asistían dos veces por semana a la clase, lamentan– do que no pudiera ser d iariamente por tener otras obligaciones a que atender las señoritas encargadas; pero los resultados se vieron muy pronto, como se pudo apreciar en los examenes presi-didos por el mis– mo P adre Mondreganes y v-arias personas de la localidad. Desgracia– :iamente, tuvo este centro escolar tan mala suerte, que, al cabo de poco· más de un ·año, queriendo dar un paso más de avance, y principalmen– te que fuera diaria, _para lo -cual s·e necesitaba una Maestra fija, dota– da por el Gobierno, éste ordenó su cierre finalmente. ¿Por qué? ¿Era que el Situado no daña para pagar CIEN BOLIV ARES a la Maestra? Pues, sencillamente, no; sino porque diz que personas mal intencio– nadas le hicieron saber calumniosamente, que no se trataba de la tal escuela, sino de reuniones politicas y de cuidado... ¡ Así se trabaja por la cultura y moral de nuestro humilde y laborioso pueblo l Finalmente, los Misioneros han levanta do también varios colegios para indígenas, conocí-dos por el nombre de Interna-dos. Año tras año, desde 1925, en que se fundó la Misión de la Divina Pastora de Araguai– mujo, vienen 'Sosteniendo con la ayuda del Gobierno Nacional, un Colegio para varonc>¡; y otro par a niñas. Mañana y tard"E!, dos 'Pa dres y un Her– mano, y r espectivamente para las n iñas, las Hermanas Misioneras Ca– puchinas, dan sus clases escolares a los indígenas internos. Apenas se establece un centro o reducción misional, y aun antes de fijar el lugar de la nueva fundación, lo primero que preocupa a los Misioneros es– d establecimiento de la escuela para los indígenas, de la cual no se les dispensa sino en casos rarísimos y muy apurados para la Casa Misión. ¡ Y qué labor ésta! ¿Ha pensado alguno tal vez en lo que significa nna escuela entre indios, que absolutamente nada saben, sino es el pro– pio -dialecto in<ligena? Pues inter esa tener esto en euenta p ara poder ~preciar con justeza la labor desarrollada y los éxitos alcanzados n a– da más que a vuelta de un año. Además, todavía mer ece tomar se más en cuenta la acción del Mi– sionero, que, a pesar de estas y otras mil dificultades, que pa15amos– por álto, funda escuelas en Santa Rosa, Nabasanuca, Güinikina y Ara-· guabisi, de las cuales encar ga a indígenas, educados y casados en e l Internado -de la Misión, para que las dirijan, siempre ba,jo la vigilan– cia del Misionero. Al tocar este punto, da dolor pensar que hayan te– nido qQe -desaparecer estas escuelas, no por voluntad del Misionero ni de los indígenas, que tan ,contentos y satisfechos se encontraban, ~ino por m otivos de. otro -o-rden y· por falta de medios: libros. p izarras~ mapas, etc., _e tc., y sobre .todo, de r ecursos para poder sostener a los Maestros, que· con razón reclamaban un mínimo sueldo. Todos los pa-

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